Liderar para servir mejor




Ahora que dicto clase en la Escuela de Líderes de una prestigiosa universidad en Piura, donde semana a semana los chicos se ven muy fortalecidos con temas de excelencia, felicidad, marca personal, éxito y otros, temas puntales hoy en día  en el liderazgo  y que muy en especial son bien solicitados en la vida laboral de toda empresa. Por eso me animé a escribir sobre el tema. Pero este liderazgo basado en valores si es que realmente quiere empoderar a personas debe tener una aplicación acertada, es decir debe ser trascendente, y para trascender se necesita de un cambio desde nuestro interior.

Lamentablemente debido a una mala interpretación y contextualización del término líder, hoy hacen más noticia los líderes negativos que los buenos. Partimos de un tema de conciencia porque nuestra responsabilidad como seres humanos es ser virtuosos, es realizar actos buenos siempre y de estos buenos actos nace quizá la virtud más grande que el hombre pueda tener hoy en día: el liderazgo.

Si revisamos actualmente nuestra vida como profesionales, trabajadores, padres de familia, empleados, empresarios, emprendedores o directivos, no existe lugar para no predisponer de una actitud proactiva y generosa, que son la base de todo liderazgo y que alimentan a todo un futuro de paz, ética y ejemplaridad. Como líder primero hay que sentir el llamado de la sociedad, que está presta a recibir la grandeza del espíritu humano en la demostración y vivencia de los valores humanos.

Si el liderazgo no está vinculado a los valores y virtudes humanas es de seguro que no trascenderá y nos pasaremos el resto de nuestros días hablando de líderes negativos que tanto daño hacen a nuestra sociedad y que van desgastando el concepto del término.

La idea de liderazgo hoy en día debe estar ligado al “cambio” o “transformación” primero a nivel individual  y luego en el ámbito organizacional o empresarial para finalmente darse en la sociedad, pero llevado a la práctica pensamos solo en la tecnología, en los procesos, en resultados y no en el cambio personal. 

Trasladado a la vida laboral y empresarial el término liderazgo se venía anteponiendo al trabajador que solía desarrollar un tipo de habilidades físicas, de imagen, carisma y aptitudinales, que iban tras el poder de ascender y aspirar a un cargo mayor. Pero hoy en día las capacidades emocionales han cambiado el rumbo del término, porque  muchas  empresas exigen resultados a corto plazo y es momento de hacer surgir su liderazgo desde lo más íntimo de su ser que lo llevarán a sacar toda su gama de valores y virtudes que ha empoderado. El problema del liderazgo viene cuando no se tienen dichos valores y su voluntad no se ha visto fortalecida por el buen uso del mismo, es por eso que hoy en día el liderazgo no conoce cargos, se trata de un reto inexcusable para todos.

Toda empresa marca su vida laboral por sus valores corporativos, que deben ser desarrollados por todos: empleadores y empleados. Incluso el liderazgo en la función directiva debe llevarse a la supremacía volitiva porque el direccionamiento por valores en toda organización en necesario, obligatorio e indispensable: sino imaginémonos qué pasaría si se tomara una muy mala decisión.
La idea de liderazgo renovado invita a repensar muchos puntos en la actividad laboral y empresarial porque implica compromiso y cuando existe compromiso se ayuda a mejorar la situación de los demás. 

Toda empresa debe ser un centro de formación de líderes, y esto lo encontramos como parte de la gestión del talento humano que obliga a las empresas a sobresalir por la creación del valor para el profesional. Implantar el liderazgo en todo trabajador de una empresa implica ayudar a mejorar a las personas que la conforman desde su potencial interno, desde su mente y desde su corazón. Cuando una empresa implanta la calidad como estilo de trabajo las personas que la conforman se convierten en líderes con base en una cultura del ser, del servir y de la solidaridad. 

Jorge Yarce en su libro “El líder se hace” dedica el capítulo 12 al Liderazgo Empresarial y afirma que “la empresa está llamada a generar confianza, credibilidad y seguridad a las personas y también a responder a su entorno, a trabajar por el bien común, a pensar más en el servicio que en el beneficio económico”.

Mucho se ha escrito ahora sobre el liderazgo, pero poco se promueve en las empresas, en la familia, en la sociedad. Ser un líder hoy en día implica una gran realización y si una empresa lo fomenta en sus trabajadores encontrarán personas que reconocerán la necesidad de cambiar y eliminar barreras porque su misión será liderar con el ejemplo.

Si verdaderamente queremos convertirnos en líderes tenemos que saber fortalecer a nuestro coach interior, partir de nosotros pues uno nunca sabe cuándo llegará la “ayudadadita” que tanto esperamos. Si escogemos el éxito como estilo de vida va a necesitar del liderazgo en todo sentido, exigiéndonos un cambio desde nuestro interior y muy llamado a la reflexión. Pero el cambio no es fácil, ahora con la llegada de la globalización, las excusas son grandes para no lograr algo y la procrastinación se antepone a un pensamiento nada fácil de cambiar, porque nuestra inteligencia todavía no demuestra la capacidad de adaptarse al cambio.

A manera de conclusión les digo que  si verdaderamente queremos liderar nuestra vida les invito a reflexionar con esta frase que particularmente me ayudó mucho: “mientras mayor es la lucha, más glorioso es el triunfo”.
                                                                                                            

                                            

                                               Redactado por:  Carlos Humberto Cerro Maza                                                   
(Afiliado de Het2 desde Piura/ Perú)
                                                      

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