¿Qué hacer cuando no hay claridad en un objetivo?



Según Aristóteles para conseguir todo aquello que deseamos en la vida el primer paso es tener un objetivo definido y claro. En segundo lugar, debemos tener los recursos necesarios para alcanzar lo que deseamos; sabiduría, recursos, dinero y métodos. Y en tercer lugar enfocar todos nuestros recursos para el logro de nuestras metas.

En algunas sesiones de Coaching he percibido y confirmado por mis clientes que no existe la claridad que se necesita para poder definir un objetivo específico, medible, alcanzable, retador y con fecha de cumplimiento. Tras la indecisión de no saber qué dirección tomar suele esconderse el miedo o la comodidad que comienza a acrecentarse en el momento en que comenzamos a trabajar para transformar “el deseo volátil en objetivo realizable”.

Es fácil entender pero no siempre es sencillo de aplicar. Seguramente en algún momento de tu vida te has encontrado en esa situación al igual que me he encontrado yo.

A veces no conseguimos claridad, simplemente por miedo y en otros muchos casos, por comodidad.

Pensar conlleva tiempo, esfuerzo, energía y dedicación. El primer favor que podemos hacernos es reconocer que a nuestra mente no le gusta pensar. Prefiere elegir lo que ya conoce a sabiendas de que no es lo que quiere. Hace falta tener coraje y dotarnos de poderío para salir del bucle en el que cómodamente nos sumergimos una y otra vez para comenzar a percibir una nueva realidad.

Por otro lado me parece muy importante comenzar a tomar conciencia de cuáles son nuestros miedos. No es lo mismo ponernos en marcha a clarificar un objetivo desde la mirada del miedo que desde la mirada del amor. Pero, ¿Cómo saber si mi mirada es temerosa o amorosa?, es fácil.

Cuándo miramos y actuamos desde el miedo:

1. Nos inventamos excusas de todo tipo.

2. Vivimos en un estado de ansiedad permanente.

3. Sólo somos capaces de reconocer una única dirección, renunciando a la adaptabilidad y a la flexibilidad.

4. Nos bloqueamos incluso antes de empezar.

Cuando miramos y actuamos desde el amor:

1. Ampliamos nuestro horizonte. Aprendemos a reconocer opciones y a elegir la que mejor se adecúe a nosotros en nuestro momento presente.

2. Tenemos la capacidad de identificar nuestros conocimientos, capacidades, talentos y habilidades.

3. Construimos desde la alegría una actitud proactiva enfocada a resultados.

En mi caso lo que me ayuda a clarificar mis objetivos es en primer lugar darme cuenta tal y como dice el Doctor Mario Alonso Puig que “vivir es un asunto urgente”, sabemos los años que hemos vivido pero el tiempo que nos queda es abstracto. Nada ni nadie nos lo puede asegurar. Vivimos inmersos en un continuo proceso de cambio y en una absoluta incertidumbre.

Es por ello que te propongo un reto para que consigas la claridad que necesitas.

Imagina que ante ti se presentara una persona a la que admiras y te dijese que durante las próximas veinticuatro horas todo objetivo que te marques lo vas a cumplir, con total certeza y desde el primer segundo. ¿Qué le pedirías? Escribe tus deseos durante sesenta segundos. Cuando termines pregúntate ¿Qué objetivo desecharías por comodidad o miedo? Probablemente te des cuenta de que aquellos objetivos que rechaces por comodidad o miedo sean los que verdaderamente quieres conseguir.

Te invito a que te pongas con ellos, son los que necesitas para crecer y evolucionar. No estás sol@ si lo deseas, te acompaño a conseguirlos.

Redactado por: Eva Espinosa, coach, formadora, especialista en oratoria.
(Embajadora desde España)


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